sábado, 16 de enero de 2010

" A la pesca"...

Estaba ofuscada, necesitaba hacer muchas cosas en un tiempo mínimo, con una perfección irreal, y con todas mis vértebras en protesta…Así que decidí…Decidí no hacer nada de lo planeado, ni de lo debido y me fui al muelle, rumiando y pensando cuando mi vida tendría descanso y por que no me salían las cosas como quería y por que siempre había mas que hacer, y por que el día no tenia mas horas y por que disfrutaba tanto de lo social y a la vez lo detestaba, y por que la gente tenia que hablarse entre si, y por que no contestar un llamado era ofensivo, cuando antes los celulares no existían seguramente la gente no era tan susceptible…¿No?..Y por que siempre me ahogaba de todo y por que la frustración era parte de la insatisfacción mas necesaria para vivir…Y por que sufrir es parte de la nafta para tener “ calle”, “vida”, “pimienta”, “ser bicha”, etc.…Me senté en las rocas mojadas, (si se me empapo el pantalón ¿ Y que? No me importa), con el cuerpo pesado como cuando me convierto en una vaca a la que las moscas la molestan, entonces mueve la cola, hace su queja monótona y patea la tierra…Abrí mi libro, ese que me encanta leer y al que en ese momento detestaba, simplemente por mi estado mental, y me dispuse a la intelectual lectura…Me percate mas tarde, de que junto a mi, estaban padre e hijo por comenzar su ritual masculino de pesca. El padre era, un joven de unos treinta, barbudo de aspecto guerrero y atractivo, su hijo de unos diez años inquieto y expectante. Ambos estaban con su caña y una especie de caja de herramientas, a la que ellos llaman “caja de pesca”, comenzando el extraño deporte o ritual…A la distancia pude descubrir que dentro de esa caja había, hilo de coser, anzuelos, pelotitas…Síntesis: la caja de pesca es el costurero masculino, si lo anzuelos parecen hasta agujas…Caí en la cuenta de que los estaba mirando demasiado, así que alejé la vista para que el padre no se llenara de ego y para seguir con lo interesante…A mi alrededor había basura, y el sol me daba en la cara, así que pensé en cambiarme de lugar ,estaba incomoda, pero a mi alrededor solo había…Hombres pescando… Y estos, me parecían los mas confiables…Además, tampoco me podía hacer la autóctona y alejarme demasiado, ya que nunca se sabe que le puede pasar a una mujer sola en el medio de la nada, rocas y río… El padre comienza a dar instrucciones al inseguro hijo que bamboleaba la caña para todos lados, y le dijo algo así: -“No hijo, tira la caña firme y no la alejes tanto, ni muy cerca de la orilla, ni muy lejos, no ves que después te cuesta traerla”…El chico se esforzaba por traer la caña y hacerlo bien…Entonces el padre viendo fallas le saco la caña y mientras mostraba la hazaña obsesivamente: “recogés y tiràs, recogés y tiras, recogès y tiràs, recogés y tiras, recogés y tiras, así”… Haciéndose el dandi, con la cadera hacia delante, como quien las ha pasado y las pasara y confirmando mi mirada hacia el...Hasta que el hijo le dijo: -“Dejame a mi papa, dame”…Le saco la caña y comenzó…Rápidamente saco un pececito al que llamaron “mojarrita” y mi desesperación por ver al pez retorcerse de desesperación, e indignación hizo que cerrara el libro… Del alma me salio la entrometida diciendo dramáticamente: -“¡No lo maten!”...Creo que el niño me odió y el padre se sonrió y me dijo: - No los matamos, por que no los vamos a comer”…Así que agarro el pececito, como un experto, lo saco suavemente del anzuelo y lo metió en una botella con agua…El pez vivía, así que respire algo aliviada…El niño tomó una lombriz de una bolsa con tierra y asquerosamente el padre engancho la lombriz en el anzuelo, para recomenzar la hazaña…Ahora me pregunto, si no era para comer, era por placer, si era por placer, la libido estaba comprometida, si la libido estaba comprometida, también tenia algo de sexual esta especie de deporte estático y parásito…Entonces el padre le estaba enseñando mucho mas de lo que yo pensaba la hijo…Le estaba enseñando bastantes cosas con respecto a la conquista, a la pesca de mujeres…¡Además no bastó con un pececito, pescaron como cinco, o seis! Los mantenían ahí un rato en la botella y después, los soltaron todos juntos, como un hombre cazando mujeres en un lugar bailable y soltándolas…En mi primer pensamiento en relación acerca de “la pesca”, y la pesca, mire al padre con tal desagrado que el me dijo: -“¿Pasa algo?... –“No nada”, le respondí, intentando bajar la intensidad de desagrado de mis ojos…Y para mis adentros pensé: ¡Claro así les enseñan de la conquista a los hombres!…¡Pescando!...Puff, golpee el libro con fuerza como quien descubre la receta milenaria del Aloe Vera… Esta era la receta de la seducción, del instinto…Pasaron las horas en la que fui testigo de este deporte…Horas después aquel padre y yo tomábamos una cerveza helada, mientras el sol caía…

Victoria Miranda.

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